Origen del Cajón
Cuando el esclavo del Africa fué despojado de su entorno y fue traído al Nuevo Mundo,
-como le sucede a cualquier persona que de un momento a otro se ve en una tierra extraña, asi sea por propia voluntad- sintió la falta de comunicación con su entorno. Los esclavos africanos traídos contra su voluntad, quizás encontraron algún alivio entonando en grupo algunos cantos de su tierra Africana. En el Africa hablar de música es hablar de percusión, es probable que encerrados en barcos o galeones durante meses, ellos deben haber buscado superficies u objetos a su alrededor para acompañar sus canciones. Y así llegaban, por miles a tierras peruanas, convertidos en esclavos negros del yugo español.
Ya en el Perú colonial el esclavo negro imprime su música la cual evoluciona durante los siglos hasta nuestros días y su sencillez combinada con su versatilidad, se ve en sus múltiples manifestaciones rítmicas, y armónicas. En todas ellas, su aporte es genial y en algunos casos crítico. El otrora esclavo negro, hoy convertido en el Cajonero Peruano, empezó a acompañarse con las cajas o sillas de madera en que se sentaba para hacer música en grupo, probablemente dando el origen de nuestro conocido y querido Cajón.
Asímismo, ellos habían usado grandes calabazas, las que por estar ya secas y huecas no servían más que para sentarse en ellas. Probablemente en las inmediaciones de las plantaciones de caña de azúcar, o algodón, después de las jornadas de trabajo, los morenos se reunían a descansar y conversar, y surgía la música que evocaba sus orígenes y aliviaba su vida presente. Y, sentados a la sombra de un árbol en algun patio o solar, entonaban canciones y algunos percutían las sillas, y otros, los cajones usados para transportar objetos o frutos. Los que percutían estas calabazas, dieron origen al Chacombo, con una calabaza grande y hueca muy usada como instrumentos de percusión en ritmos negros. Tal como el Chacombo, también el cajón, y el ser humano, tenemos en común que compartimos el mismo orígen en la naturaleza, así como los vínculos que todavía nos unen íntimamente.
Por otro lado, el investigador y folklorista argentino Carlos Castro manifesta lo siguiente: "Lo que tengo entendido es que los africanos en el Perú durante los siglos XVIII y XIX, especialmente los de la costa del Pacífico, usaban también para sus fiestas de tambor, los cajones de fruta y otros alimentos que encontraban en desuso en los puertos, principalmente el puerto de El Callao. Y que los cajones originales fueron eso, CAJONES, simples cajones de embalaje a los cuales se les desclavaba una tabla para producir más vibración de la madera al ser
percutida".
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